De la lectura al juego dramático 

La lectura no es un fin en sí mismo, sino el comienzo de múltiples procesos que amplían la experiencia del lector. La posibilidad de compartir estos descubrimientos alimenta la motivación personal por el conocimiento.

La lectura en grupo permite compartir historias, personajes y sucesos; y mediante el juego dramático podemos profundizar en las situaciones, los deseos y conflictos, aumentando la capacidad de comprensión al habituarnos a entender, desde la propia experiencia, no sólo los hechos sino sobre todo las razones, los motivos o las consecuencias de toda acción o comportamiento.